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A Project of The Annenberg Public Policy Center
SciCheck’s COVID-19/Vaccination Project

¿Qué tan eficaces son las vacunas?


This article is available in both English and Español

Todas las vacunas autorizadas y aprobadas son efectivas en prevenir el COVID-19 grave.

Las vacunas eran altamente efectivas en prevenir la enfermedad con síntomas en las formas anteriores del coronavirus. Por ejemplo, la vacuna de Pfizer/BioNTech, que fue la primera vacuna contra el COVID-19 en recibir aprobación completa por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), mostró una eficacia final de 91% contra la enfermedad sintomática en su ensayo de fase 3, es decir que bajo las condiciones del ensayo la vacuna redujo el riesgo de enfermarse en 91%. 

La vacuna de Moderna mostró resultados similares en su ensayo clínico, con una eficacia final de 93%. Esta vacuna también fue aprobada por la FDA: 

Johnson & Johnson, que probó su vacuna en parte en Sudáfrica cuando apareció la variante beta, informó una eficacia de 66% en la prevención de COVID-19 moderado a grave y una eficacia de 85% en la prevención de COVID-19 grave a crítico en el ensayo clínico. La vacuna de Novavax, que fue autorizada en julio de 2022, tuvo una eficacia del 90,4 % en la prevención del COVID-19 sintomático en adultos, antes de la aparición de la variante ómicron.

Estudios posteriores han demostrado que las vacunas son efectivas en condiciones reales, incluso contra la muy contagiosa variante delta. Sin embargo, a las vacunas no les ha ido tan bien contra la variante ómicron y son mucho menos efectivas en prevenir infecciones o enfermedades moderadas. Pero las vacunas siguen siendo buenas en prevenir hospitalizaciones o muertes, particularmente si las personas reciben una dosis de refuerzo. 

Las dosis de refuerzo están recomendadas para la mayoría de las personas, ya que estas aumentan y prolongan la protección contra enfermedad grave y también proporcionan alguna protección temporal contra la infección y la enfermedad moderada. Por ejemplo, un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades encontró que durante la ola de ómicron, los adultos que recibieron dos dosis de las vacunas de Pfizer/BioNTech o de Moderna tenían un riesgo 79% menor de morir o de necesitar un respirador artificial si estaban hospitalizados con COVID-19, en comparación con sus pares no vacunados. Aquellos que además recibieron una dosis de refuerzo tenían un riesgo 94% menor.